Reconciliación con la UE y sombras en el campo y el coche

La Unión Europea se reivindica en la legislatura más complicada con planes de rescate ante la pandemia y la guerra. En el caso valenciano las ayudas extraordinarias se traducen en más de 5.000 millones, con la gigafactoría como emblema y el calzado y la cerámica como beneficiarias. La crisis agrícola y la del automóvil, agravadas por los requisitos de Bruselas, vectores de desafección.

El pasado 1 de julio de 2019 se abrió una legislatura impensable en la Unión Europea. Los Veintisiete han tenido que enfrentarse a una pandemia y una guerra que han elevado el protagonismo de la institución, una amplísima red que muchas veces queda lejana para el ciudadano por su compleja organización y lentitud de movimientos, pero cuyas decisiones llegan a cada rincón. Pese a las terribles consecuencias de ambos acontecimientos, la respuesta de las autoridades europeas ha sido muy diferente a la de la crisis financiera de 2008, el último gran shock hasta 2020. De la austeridad y el déficit cero a los planes de rescate y la suspensión de las reglas de gasto.

La compra centralizada de vacunas fue otro gran logro, que permitió a Bruselas ofrecer un ejemplo práctico de su fin último: conformar un bloque único con el que competir a nivel geoestratégico con gigantes como China o EE UU. En la Comunidad se administraron más de 11 millones de dosis a casi 4,5 millones de valencianos, un 85 % de la población diana.

El programa NextGenerationEU ha sido el otro gran pilar. El plan de rescate ha permitido la llegada de casi 5.000 millones de euros para proyectos de recuperación y actuaciones en favor de la transición ecológica, la transformación digital y la cohesión territorial. Están gestionados por la comunidad y el Estado casi a partes iguales.

Detrás de estos fondos se esconde un gran hito industrial valenciano: la llegada de Volkswagen gracias a la instalación de una gigafactoría de baterías para el coche eléctrico, financiada en buena parte por estos recursos del proyecto estratégico (Perte) del vehículo eléctrico. La multinacional invertirá 10.000 millones y creará 3.000 empleos directos y hasta 9.000 indirectos.

La Comunidad Valenciana se ha sumado entre otros al Perte de renovables, salud, agroalimentario, naval o semiconductores y ha recibido dinero europeo para otros proyectos como la rehabilitación de viviendas, la modernización del sector turístico o la formación digital de personas adultas, entre las casi 400 convocatorias resueltas. Los recursos extraordinarios también han elevado los ingresos a través del sistema de financiación, actuando como parche a los agravios del sistema. Además, se han seguido recibiendo los tradicionales fondos de cohesión a través de la Política Agraria Común (PAC). En 2023 los agricultores valencianos recibieron 16,5 millones por esta vía. Sin embargo, en el campo se percibe el mayor descontento hacia Bruselas. El malestar es compartido por todo el sector europeo, que dice soportar unas exigencias más duras que las que se aplican a países terceros. Esos requisitos verdes han sido un eje de la legislatura. La UE quiere liderar la transición ecológica, pero aterrizar esas políticas en determinados sectores es complejo. El automóvil es un ejemplo: Ford Almussafes encadena varios ERTE y se prevén despidos ante el desplome de la producción en el viaje hacia el coche eléctrico.

Competencia desleal en la cerámica

La UE ha tomado medidas para proteger de la competencia a la industria cerámica de Castellón. En los últimos meses se han prorrogado los mecanismos antidumping contra China, mientras que en 2023 se impusieron aranceles contra Turquía e India. En el caso de Turquía la sanción tuvo un resultado positivo, mientras que los aranceles al país asiático no han evitado que en 2023 las importaciones indias a Europa hayan aumentado un 75 %.

Otra de las actuaciones fue permitir las ayudas de Estado por la guerra en Ucrania. La UE dispuso una serie de normas y el Gobierno español aprobó un paquete de ayudas de 450 millones, de los que la cerámica recibió algo más de 70. El sector considera insuficiente la cantidad. También habilitó un mecanismo para evitar la especulación con el sistema del mercado de emisiones de CO2, y aprobó un documento para que Arabia Saudí flexibilizara sus trabas a la compra de azulejo español.

Para el futuro queda la petición para aligerar las condiciones medioambientales a la industria, así como lograr que Argelia levante un bloqueo comercial que perjudica a las empresas de esmaltes y maquinaria para la cerámica.

Defensa ante Google

Otro sector clave muy dependiente de Bruselas es el calzado, que se concentra en Alicante. Como parte del segmento moda, sufre la complicada coyuntura geopolítica, por lo que la defensa de la UE se ha demostrado imprescindible para su supervivencia y recuperación tras la pandemia.

Las negociaciones lideradas por el Parlamento Europeo fueron claves en 2021 para paralizar el intento de la administración Biden de subir los aranceles un 25 % al calzado como represalia a la aplicación de la «tasa Google» a las multinacionales norteamericanas. Estados Unidos es el principal mercado fuera de la UE.

Junto a esta defensa, la legislatura ha venido marcada por el intento de ligar el calzado a la sostenibilidad. España se encuentra inmersa en la puesta en marcha del Perte de economía circular para este sector. La nuciera Marián Cano es la presidenta de la patronal valenciana Avecal y gran conocedora de la necesidad de que los fondos Next Generation lleguen a las pymes. La reivindicación del calzado a la UE es que la financiación se simplifique para que el grueso de sociedades participen de la digitalización y transformación.

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