Opinión

No es ciudad para conexiones neuronales

Hace poco, aparecía en los medios la noticia de que el estudiante con la mejor nota para ser seleccionado por una universidad había decidido escoger Filología Clásica. Tengo entendido que lo quemaron en efigie en las redes sociales. Trato de no detenerme en ciertos lugares para no escuchar ciertos comentarios, por lo que así evito la tentación intervenir y desautorizarlos con mis brillantísimos argumentos. Uno de esos lugares son las redes sociales. Tampoco me detengo en esos bares repletos de seleccionadores de fútbol, académicos de la lengua, premios de economía para discutirles nada. Si esos comentarios estuvieran en los diarios, pasaría la página huyendo de ellos, no escribiría cartas a la dirección para rebatirlos uno a uno. Trato de evitar esa clase de circunstancias, igual que hago con el colesterol o el exceso de azúcar. Matan ya más personas los comentarios y los retuits citados que el consumo de grasas saturadas.

Dudo que este país desprecie las letras. Es cierto que padres y madres tienden a pensar que si su descendiente estudia ciencias le irá mejor en la vida, pero todos sabemos que no es así. En la vida te va bien o mal dependiendo de otra clase de cosas, como tomar buenas decisiones y tener suerte. Según los que estudian letras, con la suerte poco se puede hacer, salvo que te favorece si eres audaz. Según los que estudian ciencias, para tomar buenas decisiones hay que desarrollar el córtex cerebral. Y esto se hace igual resolviendo problemas matemáticos, aprendiendo solfeo o con treinta minutos de marcha en bicicleta, ya que este hábito es suficiente para mejorar el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de la información en el cerebro. Pero la reina del desarrollo del córtex sigue siendo la lectura, según reputados psicobiólogos (antes de que sean contestados por superusuarios de redes). Así que cuando mis alumnos me preguntan por qué estudiamos griego clásico, les contesto que porque no siempre está el día para hacer marcha en bicicleta.

Pero para eso necesitas una ciudad que no sea un campo de minas del desarrollo personal, intelectual o simplemente neuronal, no solo urbanita. En los últimos presupuestos supimos que el ínclito concejal de Cultura destinaba 1 euro para adquisición bibliográfica en nuestras bibliotecas. En los últimos años, el Ayuntamiento no ha adquirido ni un solo ejemplar. Alguien dijo que las bibliotecas están ya atestadas de libros. Sí, vienen a consistir en eso. Incluso esas que ha cerrado el propio concejal. Estupendo que sea así, porque que se pueden renovar los anaqueles municipales cediendo volúmenes a las asociaciones vecinales con el fin de crear redes de lectura de mayor proximidad. Economía circular, que dicen. Y de paso hagamos que esos volúmenes se puedan leer bajo la sombra de un árbol, por ejemplo. Hace poco se denunciaba que este ayuntamiento nos quiere alicatar la ciudad de asfalto, hace más se denunciaba la pérdida de 5000 ejemplares arbóreos. Más o menos en esas mismas fechas, este alcalde se abstenía de la decisión del consejo del Puerto de ceder a la ciudad el Parque del Puerto.

Durante estos tres años, hemos visto cómo la concejalía de Educación devolvía o renunciaba centenares de miles de euros para actividades extraescolares porque literalmente no se le ocurría qué organizar, actividades que miles de familias no pueden permitirse pagar y, por lo tanto, no pueden utilizar para el desarrollo de su córtex cerebral. Hace meses, nosotros mismos proponíamos salas de conciliación en recintos deportivos para que las familias no tengan que elegir entre el examen del hermano o el entrenamiento de la hermana. Conozco gente que se ha sacado una carrera y unas oposiciones encerrada en su coche a la espera de que sus hijos acaben el entrenamiento. Hemos propuesto la gratuidad del transporte público para jóvenes estudiantes, aunque no se aceptó la alegación. ¿Será que la derecha pretende también exclusivizar el desarrollo del córtex cerebral humano?

Esta ciudad ofrece formidables obstáculos para la igualdad de oportunidades porque la derecha persiste en dejar “extramuros” a una parte de ella, una parte que necesita de un soporte robusto y decidido. A la derecha le va bien la ciudad dual, los amos y los siervos, los señores y el servicio. La última modificación de presupuesto atendía entre 15,11 euros por habitante de la Zona Norte y 97,72 euros por habitante de zona de playas. Y sin despeinarse.

La derecha debería leer al pensador hispano Marcus Fabius Quintiliano (35-96) y su defensa de la educación universal “también para mujeres y esclavos”. Era mucho más moderno y audaz que el Partido Popular de Alicante.

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