Una fábrica de ilusiones. La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes vio la luz en el año 1967 y desde entonces las empresas luchan unidas por potenciar la industria, teniendo siempre presentes a sus mejores clientes: los niños. El presidente de la Asociación, José Antonio Pastor, recuerda que hace medio siglo arrancaron como una agrupación intersindical y ahora son 86 empresas de toda España las que forman parte del colectivo, que tiene su sede en Ibi y que concentra en la provincia la mayor parte del sector nacional.

En todo este tiempo, la fabricación del juguete ha experimentado una evolución, explica Pastor: «Los procesos materiales han cambiado, por ejemplo, hemos pasado de las muñecas de papel o cartón a las de plástico y ahora a las interactivas».

Y es que el empuje de las nuevas tecnologías también ha alcanzado al sector, de modo que ahora los diseños son futuristas, las peonzas, por ejemplo, llevan luz y sonido, los peluches se convierten en mascotas o se combina tecnología y juego.

Pero por encima de todas estas transformaciones, está el pequeño: «El juguete es una traslación del mundo real, los niños se fijan, observan lo que les rodea y lo reproducen, ellos piden lo que les gusta».

Pastor tiene claro los elementos que deben tener estos objetos imprescindibles para ellos: «El juego es libre y espontáneo y los juguetes tienen que despertar la imaginación, es así de sencillo y de complicado al mismo tiempo».

La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes ha pasado en estos cincuenta años por dificultades, pero también ha conseguido numerosos logros, entre los que destacan la creación del Instituto Tecnológico del Juguete, la declaración del sector como Industria de Interés Cultural o la puesta en marcha del Observatorio del Juego Infantil.

Las exportaciones son vitales para un sector que prima la calidad el diseño, la seguridad y la pedagogía en sus juguetes y que tiene a la UE, Estados Unidos, Rusia y México a sus principales mercados. Por eso Pastor incide en que «mantenerse en este mundo es difícil, pero estamos orgullosos de lo conseguido, de potenciar la industria y de lo más difícil y, al mismo tiempo, gratificante, fabricar ilusiones».

A por otros 50 años

Manuel Aragonés. Director del Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU)

El juguete es uno de los bienes de consumo que más transformaciones ha experimentado en los últimos 50 años. Estos cambios profundos han exigido una adaptación constante a nuevas oportunidades y situaciones por parte de las empresas que han sabido interpretar los cambios tecnológicos y de mercado que se han producido, para seguir manteniendo una función que es esencial en el desarrollo del niño y que sigue siendo la misma: jugar.

Al tratarse, en la mayoría de los casos, de pequeñas empresas, el papel desarrollado por la AEFJ (Asociación Española de Fabricantes de Juguetes) ha sido clave como agente que ha sabido agrupar esas necesidades y buscar soluciones. No podemos olvidar tampoco el impulso del entonces presidente de la AEFJ, Salvador Miró, junto con destacados líderes empresariales, en la creación del Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU) como instrumento estratégico de apoyo a la innovación en el sector.

Glosar los méritos de la AEFJ es resaltar la valía profesional de cada una de las personas que la forman, desde los empresarios, hasta los trabajadores que, gracias a su esfuerzo e ilusión, han logrado la asociación que tenemos hoy. El que la AEFJ se haya fortalecido a lo largo de estos años es un ejemplo de que la generosidad, el esfuerzo, la búsqueda de los objetivos comunes y la apertura a la colaboración es el camino para lograr el bien que todos perseguimos: un tejido industrial más fuerte y competitivo.

Por esta razón quiero transmitir en nombre de AIJU nuestras más sinceras felicitaciones en este aniversario y nuestro agradecimiento a la AEFJ ya que todo el sector juguetero os debemos mucho. Os deseamos y estamos seguros de que así será, un camino muy largo y lleno de éxitos.

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