Los últimos hippies de la Explanada

Los vendedores repasan una vida dedicada al emblemático mercadillo de Alicante marcada por la inestabilidad y los cambios en el paradigma social

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

"Los últimos de la Explanada". Es el nombre por el que podría conocerse a los más de treinta comerciantes hippies que a día de hoy continúan teniendo un puesto en el mercado del emblemático paseo alicantino. Familias con nombre y apellido que, tras el anuncio del Ayuntamiento de Alicante obligarles a dejar la Explanada en octubre de 2024, ven como mes a mes sus opciones de encontrar un nuevo emplazamiento se reducen. Más aún después de que el gobierno de Barcala les invitase a negociar con la Autoridad Portuaria una nueva ubicación lugar de trabajar de forma conjunta para encontrar un espacio de titularidad municipal

Esta medida ha generado incertidumbre y preocupación entre los comerciantes, quienes se han visto obligados a repensar su futuro luego de décadas de trabajo en este icónico espacio. Desde sus inicios en mayo de 1979, el mercado se estableció en la Explanada de Alicante, convirtiéndose en un punto de referencia en la vida de la ciudad. Sin embargo, durante los años 90, se realizaron obras de mejora en el paseo de la Explanada, lo que obligó a reubicar temporalmente a los comerciantes, primero en la Plaza Nueva y más adelante en el paseo de Gadea. Esta transición duró hasta el año 2001, cuando finalmente regresaron de manera definitiva a la Explanada con las primeras casetas fijas que ya no requerían montaje y desmontaje diario. Un emblemático lugar donde han desarrollado sus actividades comerciales durante las dos últimas décadas.

Pionera en esto de ser hippie se encuentra Juanita Esteban, una de las comerciantes que vio nacer el mercado a finales de los 70. "El 19 de mayo de 1979 yo estaba embarazada y salí de paseo con mi marido. Pasamos por delante del ayuntamiento y ahí había una chica que nos conocía que se llamaba Pilar y que salió a nuestro encuentro. Nos pidió por favor que le ayudáramos a completar una lista con las primeras licencias municipales para que los que llevábamos años trabajando sin permiso y así fue. Mi marido apuntó 80 nombres, los primeros hippies de la Explanada", explica Esteban.

El mercadillo tuvo un gran éxito y al poco tiempo llegaron a la zona nuevos comerciantes a traídos por el tipo de productos y la calidad de vida que ofrecía este trabajo, como Juana Ramiro. "Yo llevo unos 42 años trabajando aquí en el mercadillo. Mi llegada fue totalmente circunstancial, empecé a montar mi puesto porque en aquella época solo se trabajaba en verano y era perfecto porque así en invierno, con lo que habíamos ganado, podíamos permitirnos estudiar o viajar, había mucha calidad de vida. Ahora la verdad es que tenemos mucha incertidumbre, necesitamos que encuentren una solución para nosotros", comenta Ramiro.

Con el paso de los años, aquellos primeros vendedores que se instalaron en el incipiente mercadillo de la Explanada fueron asentándose y formaron familias, niños que como Gael Puentes y Andrea Alonso, se criaron jugando en el paseo alicantino. "Yo me crié aquí de pequeño, no recuerdo una vida que no fuera en la Explanada. En mi infancia no había tantas terrazas, todos los chiquillos jugábamos al futbol y liábamos cada una... Recuerdo las etapas más difíciles de pasar por Gadea y plaza Nueva y en 2001 volver aquí ya con las casetas fijas, antes se montaban y se desmontaban todos los días. Desde los cinco años estoy aquí en Explanada, si me echan tendré que buscarme otra cosa porque aún soy joven y tengo una hipoteca, pero esto es mi vida", asegura Puentes.

Del mismo modo Andrea Alonso, hija de un comerciante hippie "de toda la vida", lo tuvo claro desde niña, esta era la vida que quería tener de mayor. "Cuando terminé los estudios me vine directa a trabajar aquí, primero estuve con mi padre como empleada, pero al poco una mujer se jubiló y yo le compré la caseta, era mi ilusión. No conozco vida sin esto, es el negocio familia, yo he crecido aquí, he dormido aquí, he jugado aquí, he pasado mi vida entera aquí y quiero seguir aquí. Soy joven, tengo 39 años y dos hijos, si nos echan tendré que buscar otra forma de vivir, pero me va a costar mucho, nos están condenando a la pobreza", apunta Alonso.

Con el paso de los años, el número de comerciantes ha disminuido, de los 80 puestos que empezaron en 1979 ahora apenas quedan más de 30 pero son casi 60 las familias que dependen exclusivamente de este negocio para subsistir. "En los inicios no nos dejaban tener a nadie empleado en el puesto y cuando por fin nos dejaron tenerlo querían que estuviéramos todo el rato con ellos. No tenía sentido, nosotros queríamos poder emplear a alguien para poder estar en los talleres elaborando pulseras y collares, muchos tuvieron que cerrar sus talleres por estas medidas. Ahora ya nos lo permiten, pero la mayoría estamos mayores, solo queremos seguir trabajando como personas honradas", explica Wilton Damus, vendedor desde hace más de 40 años y presidente de la Asociación de Comerciantes de la Explanada.

Las preocupaciones se hacen eco en todas las voces de los vendedores. Juan Muenala, comerciante hippie, comparte su preocupación por el impacto que la posible reubicación tendría en su familia el hecho de que cerrasen definitivamente el mercadillo. "Tengo hijos que todavía están estudiando y si termina esto no sé qué va a pasar porque dejar los estudios no es una opción, necesitamos el trabajo, es lo más importante para todos y si nos quita esto vamos a quedarnos parados todos", destaca Muenala.

Estas experiencias reflejan cómo los comerciantes han tenido que adaptarse para seguir siendo competitivos. Lucía Ramello, cuyo puesto ha sido una tradición familiar durante décadas, comparte que para ello esto es "lo ideal". "Yo estudié, pero hago esto porque es lo que me gusta, mi vocación es la atención al público y aquí en la Explana es donde tenemos que estar, no sé dónde van a encontrar otro sitio en Alicante para colocar 32 casetas, irnos a otro lado sería perjudicial para todos", aclara Ramello.

Cambios en el tiempo

A lo largo de los años, el mercado de la Explanada ha sido testigo de una evolución constante, adaptándose a los cambios en la sociedad y en las preferencias de los consumidores. Con más de cuatro décadas de historia, este icónico mercadillo no solo ha sido un lugar de venta, sino también un punto de encuentro y un símbolo de la identidad de Alicante.

Desde 1996 el puesto de Miguel Ángel Maldonado, cuya especialidad incluye el pirograbado, el tallado de cristal y la creación de lámparas de metacrilato, ha visto como el tipo de producto que solicitan los clientes ha ido cambiando. "Antes estábamos más enfocados en productos artesanales, pero con el tiempo hemos tenido que diversificar nuestra oferta para adaptarnos al mercado, seguimos teniendo artesanía, pero muchas veces no es lo que más se pide", explica Maldonado

Un cambio que a los más veteranos no les llama la atención. José Miguel García, quien ha sido parte del mercado desde sus inicios, añade que "al principio predominaban los productos artesanales, como pulseras hechas a mano y objetos decorativos únicos". Sin embargo, con el paso del tiempo, la competencia y la llegada de nuevos mercados han obligado a los comerciantes a ajustar su oferta. "Ahora vendemos una variedad de productos, desde artesanías hasta productos importados, para satisfacer las demandas cambiantes de los clientes", comenta García.

Germán Muenala, con una variedad de productos que incluyen pulseras artesanales e instrumentos musicales de bambú, destaca que "nos hemos visto obligados a innovar y ofrecer productos que sean atractivos para los clientes, sin perder nuestra esencia artesanal, las pulseras que hago son lo que más vendemos y esperamos seguir así pese a lo que nos depare el futuro", asegura Muenala.