Los bastiones de l'Alacantí

La comarca cuenta con numerosos monumentos catalogados como BIC

La mayoría son torres de vigilancia, pero también destacan construcciones que son un icono de la cultura local

Vista aérea del azud de Sant Joan, ubicado en Mutxamel, que fue declarado BIC el pasado año.

Vista aérea del azud de Sant Joan, ubicado en Mutxamel, que fue declarado BIC el pasado año. / Héctor Fuentes

De todos los grandes momentos que hay para elegir en el metraje de El Retorno del Rey, hay uno que destaca por su sencillez. Peter Jackson se tomó la licencia de montar una secuencia de casi dos minutos de duración, sin una línea de diálogo y compuesta únicamente por planos de paisajes y la música de Howard Shore. El fuego de las almenaras iluminando cumbres nevadas al compás de una banda sonora legendaria. Resultado: una escena memorable que es historia del cine y que ayuda a imaginar cuál era la realidad en la provincia de Alicante varios siglos atrás.

Y es que las torres que hay repartidas por varios puntos del territorio fueron en su día parte del engranaje de una red de comunicación propia de su época. En aquellos tiempos, no había épicos acordes de fondo. Tan solo el sonido del mar y el crepitar de las llamas, no de la esperanza, sino de alerta. Estos bastiones, que van desde el litoral hasta zonas más profundas, daban aviso cuando las naves berberiscas aparecían en el horizonte. Eran elementos no de "protección", sino de "vigilancia", como varios arquitectos se lo han hecho saber a Emilio José Solbes, alcalde de Aigües, que transmite la voz de los expertos.

Su municipio es uno de los que integran la comarca de l'Alacantí que cuenta con uno de estos baluartes, hoy monumentos declarados como Bien de Interés Cultural (BIC). Tal como recuerda el primer edil, esta atalaya estaba "comunicada con las de la costa". La más próxima a su ubicación es la Torre de Reixes, ya en terrenos de El Campello, en cuya parte más septentrional se levanta este coloso de piedra en horas bajas, que en su día sirvió para presentar batalla contra los piratas y hoy trata de luchar contra el olvido.

Este torreón es propiedad de una empresa privada y su "deterioro es cada día mayor", advierte Paco Toni Palomares, portavoz de Per El Campello, uno de los grupos de la oposición. El concejal clama que esta construcción "necesita urgentemente actuaciones que la pongan a salvo". En ello ya está trabajando el Consistorio, que tal como se informó en el pleno de abril, recientemente ha mantenido reuniones con los dueños del inmueble. De hecho, ya hay una propuesta sobre la mesa, "consensuada con la dirección general de Cultura", y consiste en que el titular ceda "a título gratuito por un mínimo de 50 años de la propiedad y los accesos". "¿Qué gana la empresa? No pagar". Así lo explicó el alcalde, Juanjo Berenguer, "dedicado personalmente a este tema", según aseguran fuentes internas del Ayuntamiento.

Mejor aspecto luce la otra fortificación del municipio, la Torre de la Illeta, que sí es de propiedad municipal y en cuyo entorno se plantea un proyecto que fue presentado hace días. El plan es que el interior de la edificación tenga un museo virtual y su exterior se convierta en una zona de recreo de primer orden, a la altura de lo que representa este bastión, cuya silueta es insustituible en el skyline de la localidad. A escasos metros de su posición, se ubica el tercer BIC de El Campello, la Illeta dels Banyets, un minúsculo trozo de superficie que se conectó con el litoral en 1944 a través de un istmo de tierra y que posee un gran valor histórico.

Imagen reciente de la Torre de Reixes, que presenta un estado de deterioro.

Imagen reciente de la Torre de Reixes, que presenta un estado de deterioro. / Héctor Fuentes

Una «isla del tesoro» en El Campello

Esta isla fue en la Edad Media un importante puerto comercial, desde el que se dominaban tanto las vías marítimas como las de penetración hacia el interior. En la actualidad, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del Mediterráneo que está bajo la protección de la Diputación, que pretende convertir este espacio en un museo. Se trata de un proyecto anhelado por todas las partes, convencidas del enorme potencial que posee esta pequeña extensión de terreno.

La intención es que sea un polo de atracción y una alternativa a la oferta de sol y playa tan presente en el municipio. En esa idea también incide Rafael García Berenguer, alcalde de Mutxamel, ciudad que guarda los BIC más monumentales de la comarca, tal como reconocen con admiración desde otros ayuntamientos. El primer edil mutxamelero destaca el valor como "complemento turístico" de las construcciones ubicadas en su municipio y hace especial mención a los azudes, que lograron su merecida distinción el pasado año.

Fue el propio alcalde, en su etapa como concejal de Cultura, quien inició la marcha en 2016 para que estos complejos arquitectónicos fueran reconocidos como BIC. "Me tuve que enfrentar a directores generales, no paré de reivindicarlo, pero no por capricho, sino por la importancia real que tiene", rememora García Berenguer, que remarca que estas edificaciones "están vinculadas al pantano más antiguo de Europa". "El propio azud de Mutxamel tiene más antigüedad que el propio pantano de Tibi", comenta el primer edil, que hace las funciones también de primer embajador, totalmente entregado a la historia y cultura de su ciudad.

Su entrega se materializó a finales de 2023, cuando el Ayuntamiento selló la compra del Hort de Ferraz, otro conjunto arquitectónico que lleva la ilustre denominación de BIC. La finca, "compuesta por casa, torre y jardín", donde se erige un descomunal ficus, fue inaugurada como espacio público el uno de marzo, pero abrirá sus puertas de forma continuada cuando el Consistorio encuentre la manera de hacer el espacio más accesible: "Vamos a buscar la forma de mejorar su accesibilidad, siempre respetando la fisionomía de un jardín del siglo XIX".

Mutxamel abre los Jardines de Santa Elena

El espectacular ficus que forma parte del Hort de Ferraz de Mutxamel. / Alex Domínguez

Antagónica es la realidad en otros monumentos, como ocurre en el Palacio de Peñacerrada, que "está en manos privadas", expresa con resignación el alcalde, que lamenta que "el Consistorio lleva invertidos más de tres millones en la recuperación del jardín". Tal como explican tanto el primer edil (PP) como uno de los concejales de la oposición, Borja Iborra (UP-EU), el Ayuntamiento firmó un convenio hace años con la familia titular de este inmueble, un acuerdo que ha resultado ser "muy bueno para la familia y muy costoso para el Consistorio", detalla García Berenguer, que especifica que "tenemos una cesión por 50 años, pero si así quisiera, la familia podría romperlo, así se le faculta en el propio convenio".

Mucho más que monumentos

Tres cuartas partes de lo mismo sucede en la Torre de las Paulinas, un bastión que formó parte de la red de comunicación de alertas ante posibles amenazas y que en el presente ha sido testigo de excepción del desarrollo urbanístico de la ciudad en la que se levantó. La fortificación "ha quedado muy deslucida, engullida por bungalós", considera el primer edil, que recuerda que este inmueble "está en venta". Tal como señala el máximo representante de la ciudad, en el pasado se le intentó dar un enfoque gastronómico y hostelero. "La empresa que lo explotó no acabó de funcionar", recuerda García Berenguer, convencido de las posibilidades de esta construcción para "ser un salón de banquetes".

La torre de la iglesia completa el catálogo de BIC de Mutxamel. Cada uno de ellos sirve para entender la historia del municipio, como recalca el alcalde, que subraya "la importancia sobre la cultura" que han de tener los elementos que deseen formar parte de esta selecta categoría, donde no vale solo con la monumentalidad.

Finca La Princesa, ubicada en el término municipal de Sant Joan, que ha de conformarse con ser BRL.

Finca La Princesa, ubicada en el término municipal de Sant Joan, que ha de conformarse con ser BRL. / Héctor Fuentes

En este sentido, caso paradigmáticos son la Casa Conde y la Casa La Princesa, emblemas de la arquitectura aristocrática de la zona que se ubica en la localidad vecina de Sant Joan. Tal como recuerdan desde la asociación Alicante Vivo, el pasado año se peleó porque una de estas fincas fuera declarada BIC. Una distinción con la que sí cuentan cuatro torres que se alzan en el dominio santjoanero. La única pública es la de Ansaldo, que "fue restaurada con fondos europeos y es actualmente la sede de la escuela de teatro", tal como indica David Aracil, edil de Urbanismo y Cultura.

La Cadena, de Salafranca y Bonanza son los otros tres torreones, antaño piezas de un arcaico sistema para declarar estados de emergencia; en la actualidad, vestigios de otra época que, como en este caso, resisten el paso del tiempo adheridas a viviendas.

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